Los dos llegaban últimos y sin puntos. Victoriano con tan sólo un gola favor y siete en contra. A Muñiz no le fue mejor en el arranque: dos goles convertidos y ocho recibidos. Para los dos era la gran oportunidad de rehabilitarse y la dejaron pasar. El cero los calificó. A lo largo de los noventa minutos ambos dejaron bien en claro que no es casualidad que naveguen por el fondo.
El primer tiempo al menos arrojó un par de jugadas para narrar y el local fue el protagonista: una media vuelta de Figueredo se fue apenas pegada al palo de la mano izquierda de Marcelo Sánchez y el mismo Hernán Figueredo tuvo otra clara a los 24 cuando conectó apenas desviado un centro de Claudio Leiva. ¿Muñiz? Apenas un disparo de treinta metros que se perdió mas cerca del lateral que del arco custodiado por Fabricio Taboada.
Pero si el primer tiempo resultó mediocre, por momentos aburrido y mal jugado, el complemento directamente fue una competencia a ver quien jugaba peor. Se repartieron desaciertos por partes iguales, las defensas fallaban pero también los delanteros desperdiciaban las chances de anotar. Sobre los 10 Di Flavio entró al área con pelota dominada y a la hora de rematar, el delantero de Muñiz la pifió... Los bloopers se sucedían en la tarde de Valentín Alsina La única de Victoriano en toda la etapa la protagonizó el lateral izquierdo Rodrigo Cortés –el mas rescatable- allá por los 32.
La expulsión de Alvaris a los 3 dejó a la visita con uno menos y no se notó en absoluto.
Negro panorama se le presenta a los dos si no mejoran lo antes posible. Victoriano Arenas no es ni por asomo el equipo que llegó al Reducido en el torneo anterior, perdió un par de valores fundamentales y lo siente mucho. Muñiz retorna esta temporada al fútbol profesional luego de haber sido desafiliado y mucho deberá remar para no repetir la historia.
Poca gente, unos noventa simpatizantes locales y una decena de directivos y allegados de Muñiz. Debutó el árbitro Américo Monsalvo, dirigió muy bien en la primera etapa, acertó en la expulsión, pero luego perdió autoridad, se dejó prepotear por varios, le faltó personalidad y deslució lo que había sido un buen trabajo.
En síntesis: faltaron los goles, faltaron emociones, faltó el fútbol. El que no se acercó esta tarde al Saturnino Moure, acertó. Sin dudas.
Gentileza: Jorge Mastruzzo para http://www.soloascenso.com.ar
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